El pasado 14 de abril el empresario Lázaro Báez –sospechoso de ser el testaferro de Néstor Kirchner y estar al frente de una red para lavar el dinero negro de los Kirchner- habría ordenado a sus empleados desmantelar la cámara acorazada en la que supuestamente guardaba dinero, armas y documentación y que tenía en unas de su fincas en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. La orden habría sido llevar todas esas cosas a otra de sus propiedades ubicada al norte de esa ciudad. El operativo se habría puesto en marcha pocas horas después de que el programa televisivo Periodismo Para Todos denunciara esta red de lavado de dinero negro dirigida por la pareja presidencial y que habría evadido por los menos 50 millones de euros.
Prueba de este desmantelamiento son las fotos que tomó unos de sus empleados y que se incluyen en la denuncia presentada ante la Justicia por la diputada Elisa Carrió. «La secuencia da cuenta de un operativo de desmantelamiento y traslado de maletas que contendrían dinero, bolsos con armas, municiones y documentación», se puede leer en la denuncia a la que ha tenido acceso ABC.
De acuerdo con lo que se puede ver en las fotos, la cámara acorazada medía 14 metros cuadrados y estaba situada debajo de una estancia donde montaban las fiestas y barbacoas. Luego de ordenar el desmantelamiento, el empresario -que es el mayor proveedor de obra pública en Argentina- habría traslado todo el dinero a otras de sus propiedades.
«Cristina es la verdadera dueña de todo lo que se está llevando Lázaro», aseguró Carrió. En la denuncia, la diputada solicitó protección para el testigo clave que aportó las fotos y «que sería una persona de confianza de Lázaro Báez». Se trata de Sergio Manuel Triviño, quien fue la misma persona que construyó esa cámara hace unos años.
Recorrido por la finca
Anoche, apenas conocida la denuncia sobre el desmantelamiento de la cámara, Lázaro Báez desobedeció las recomendaciones de sus abogados y convocó a los periodistas en su finca de 300 metros cuadrados. «Esta es mi propiedad, ustedes la están visitando ahora. En contra de mis abogados yo decidí abrir la puerta de mi casa para que ustedes vean y recorran todo», le dijo a la prensa local. Báez quería así desmentir la existencia de la cámara. El empresario condujo a los periodistas al sótano y les preguntó: «¿ustedes creen que esto se puede hacer de nuevo en un mes». Báez aseguró que las fotos no pertenecen a su casa y que puede haber sido un montaje.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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