Detenido el fugitivo más buscado por la justicia francesa

Redoine Faïd (41 años), el prófugo más célebre y buscado de Francia, ha vuelto a ser detenido tras la espectacular evasión y huida, el mes de abril pasado, que confirmó su luminosa leyenda negra. Faïd estaba escondido en un hotel de la periferia norte de París, en Pontault-Combault, acompañado de un cómplice de 29 años, con el que compartía armas, documentos falsos y una llamativa panoplia de máscaras, ropas, maletas repletas de objetos que pudieron permitirle camuflar su identidad. Durante un largo quinquenio, Faïd se hizo famoso por la audacia de sus atracos a mano armada, casi siempre realizados de manera «limpia» e «implacable». Hasta que uno de esos atracos terminó en un baño de sangre que costó la vida a un policía. Encarcelado en repetidas ocasiones, Faïd asentó su oscura celebridad evadiéndose de la prisión en repetidas ocasiones. «Formado» en la delincuencia suburbial y la lucha entre bandas que se disputaban el control de barrios enteros, Faïd terminó escribiendo un libro muy celebrado periodísticamente. En libertad, por penúltima vez, ganó algún dinero corriendo de estudio en estudio de tv para contar la historia de su vida, que comenzó como «pequeño delincuente» para terminar transformándose en un atracador de altos vuelos. El último atraco y la muerte de un policía dieron a su vida un nuevo rumbo. De nuevo en la cárcel, en Séquedin, en el norte de Francia, Faïd volvió a escapar, atizando su leyenda definitiva de «rey» de las evasiones... Última huida La última huida, el 13 de abril, fue muy espectacular. Alguien había conseguido facilitarle pistola y explosivos, en celda de «alta seguridad». Y huyó cuando se dirigía a una zona de «recreo», volando varias puertas y escapando en el automóvil de un amigo que lo esperaba en la puerta de la prisión. La huida solo ha durado dos meses, en esta ocasión. Faïd cometió el error de volver a la región donde su hizo célebre, la periferia norte de París, en las inmediaciones del departamento 93, célebre por su población de origen inmigrante. A juzgar por las armas y el material descubierto en su habitación de un hotel de paso, preparaba un nuevo golpe. Alguien lo denunció. Y un comando de la Oficina central contra la delincuencia organizada lo despertó poniéndole un fusil de asalto en la nuca, mientras dormía, en su hotel. Manuel Valls, ministro del Interior, comenta la operación de este modo: «La detención ha sido una operación clásica. Mucho más enigmática fue su última huida. Alguien deberá explicar como pudieron introducirse armas y explosivos en la celda de un delincuente muy peligroso, detenido por atraco a mano armada y posible participación en el asesinato de un policía». Lissette Garcia RosasSinEspinas