Tunez tiene su primer muerto politico

Primer asesinato político desde la caída de la dictadura en Túnez. Chokri Belaïd, de 48 años, líder de un pequeño partido de izquierdas, fue abatido hoy en la puerta de su domicilio, en el barrio de El Menzah, en la capital, por uno o varios desconocidos que le dispararon desde un vehículo de marca Renault. “Es un crimen, un golpe terrorista no solo contra Belaïd sino contra Túnez”, ha declarado el primer ministro, Hamadi Jebali, del partido islamista moderado Ennahda ante los micrófonos de Radio Mosaique. Prometió hacer todo lo posible para detener al asesino. Es “un crimen odioso cuyo objetivo es desestabilizar al país”, afirmó Ennahda en un comunicado firmado por su líder, Rachid Ghanouchi. El presidente del país, Moncef Marzuki, de visita en el Parlamento Europeo (Estrasburgo), ha suspendido su viaje a Egipto para regresar cuanto antes a Túnez. Pese a esta condena, en las redes sociales se acusaba a los islamistas de haber fomentado el asesinato. Belaïd, abogado de profesión, era el líder del Movimiento de los Patriotas Demócratas, un pequeño partido de izquierdas, integrado en una alianza de formaciones laicas, el Frente Popular, que intenta promover una alternativa al actual Gobierno de coalición encabezado por Ennahda. Ghanouchi, preguntado por la agencia Reuters, ha manifestado que Ennahda "es complemente inocente". "¿Cómo podría el partido en el Gobierno llevar a cabo el asesinato cuando perjudicaría al turismo y las inversiones?", se ha preguntado el líder de los islamistas. Ghanouchi ha señalado además que Túnez se encuentra en "punto muerto" desde el inicio de la revolución y ha pedido "unidad" y "tranquilidad" para no caer en una "espiral de violencia". La oposición ha anunciado horas después que suspende su participación en la Asamblea Constituyente que redacta desde hace meses la Constitución posrevolucionaria y ha convocado una huelga genera, aún sin fecha, en protesta por el asesinato. El hermano del difunto, Abdelmajid Belaïd, fue contundente en su denuncia al enterarse del asesinato: “Mando a la mierda a todo el movimiento Ennahda y acuso a Rachid Ghanouchi de haber provocado el asesinato de mi hermano”. “Ghanouchi, eres un perro asqueroso”, repetía en lágrimas el padre de la víctima. La noticia de la muerte de Belaïd incitó a miles de tunecinos a concentrarse ante el Ministerio del Interior para exigir una investigación en profundidad y pedir la dimisión del Gobierno empezando por la de Jebali. La policía ha usado gases lacrimógenos para tratar de dispersar la concentración; los manifestantes han respondido a pedradas. Otros destacados miembros de la sociedad civil acudieron a las puertas de la clínica, a la que fue trasladado el cadáver, donde gritaban: “El pueblo quiere otra revolución”. En Túnez, las manifestaciones eran pacíficas, pero en Sidi Bouzid, donde empezó, en diciembre de 2009, la revolución tunecina, la muchedumbre atacó la sede local de Ennahda, que según fuentes locales estaba en llamas a mediodía. También fueron incendiados los locales del partido en Mezzouna y asaltados los de la ciudad de Gafsa, Monastir, Sfax, Béja y Gabès. La policía tunecina ha contestado a las protestas con el lanzamiento de gases lacrimógenos y disparos al aire. El atentado contra este dirigente de izquierdas de produce en un ambiente político deteriorado. Los dos partidos que forman la coalición gubernamental con Ennahda, el Congreso para la República (CpR, centroizquierda) y Ettakatol (socialista) han solicitado a Jebali que cambie a los titulares de Justicia y Asuntos Exteriores. CpR ha anunciado que se retirará del Gobierno de aquí a una semana si ambos ministros no son sustituidos por otros que no sean islamistas. En Túnez se producen además constantes incidentes entre la Liga de Protección de la Revolución, una milicia violenta afín a Ennahda, y los partidos laicos. Los miembros de la Liga atacaron, por ejemplo, el sábado, en Kef una reunión del Movimiento de los Patriotas Demócratas. En Gabes los militantes de la Liga llegaron a secuestrar, el pasado fin de semana, durante unas horas, a Nejib Chebi, una figura histórica de la oposición demócrata. En su última intervención en público, el martes, Belaïd denunció “los intentos de desmantelamiento del Estado y la creación de milicias para aterrorizar a los ciudadanos e introducir al país es una espiral de violencia echando mano de la Liga de Protección de la Revolución”. La alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, navi Pillay, ha condenado el asesinato y ha destacado el papel que desempeñó Belaïd en la defensa de los "derechos humanos y los valores democráticos". Lissette Garcia RosasSinEspinas