Los tres jueces de la Cámara Federal de Buenos apartaron este jueves al juez Daniel Rafecas del caso de la imprenta Ciccone, donde se investigaba al vicepresidente de Argentina, Amado Boudou, por supuesto tráfico de influencias. La prueba que determinó la expulsión de Rafecas de la investigación fueron unos mensajes intercambiados por sistema WhatsApp con el letrado Danuzzo Iturraspe, amigo íntimo del juez Rafecas y a su vez, defensor en otra causa de José María Núñez Carmona, socio del vicepresidente.
Lo paradójico de la cuestión es que en aquellos mensajes, Rafecas se mostraba claramente a favor del vicepresidente. Tal vez por eso, a principios de marzo Boudou, aseguró en un programa de la televisión pública que confiaba en la justicia. Ese mismo día, el juez criticaba al fiscal del caso, Carlos Rívolo mediante mensajes intercambiados con su amigo Danuzzo, y daba consejos sobre qué sería lo más conveniente para Boudou. Sin embargo, el vicepresidente nunca hizo públicos esos mensajes, nunca se refirió a ellos, nunca cuestionó la imparcialidad de Rafecas. Hasta que el pasado 5 de abril el juez accedió a la petición del fiscal Rívolo de registrar un piso propiedad de Amado Boudou. En el piso se encontraron pruebas de que los gastos de la comunidad eran pagados por Alejandro Vandenbroele, director de la imprenta Ciccone, supuestamente beneficiada por el vicepresidente. Amado Boudou había declarado y aún mantiene que no conoce a Vandenbroele.
A raíz del allanamiento del departamento, el vicepresidente compareció ante los periodistas sin admitir preguntas y durante 45 minutos cargó contra el jefe de los fiscales, Esteban Righi, quien abandonó su cargo tras ser acusado por Amado Boudou de amparar un bufete de abogado familiar que intentó extorsionarle. Boudou también atacó en aquella comparecencia al juez Rafecas, a quien acusó de filtrar a los medios los pormenores de la investigación. Sin embargo, Boudou no enseñó todas sus cartas. A los pocos días, fue su socio y amigo íntimo José María Núñez Carmona quien recusaba al juez por supuesta imparcialidad. Mientras tanto, difundía el contenido de los mensajes. Rafecas alegó que esos mensajes tenían como destinatario a un amigo íntimo y que no influyeron en su actuación posterior, ya que finalmente ordenó el allanamiento del piso. Pero los tres jueces de la Sala I de la Cámara Federal decidieron ayer apartarlo del caso.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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