Home » internacionales, noticias, politica » Tunecinos Islamicos en busca de un pacto
Los resultados definitivos de las elecciones de Túnez no se conocen aún —los parciales apuntan a una arrolladora victoria de los islamistas de En Nahda—, pero aún así empieza ya a configurarse la futura alianza que gobernará el primer país árabe en el que triunfó la revolución, hace ya algo más de nueve meses.
Túnez será presumiblemente dirigido por una amplia coalición entre En Nahda y un par de partidos laicos, más bien de izquierdas y con un barniz nacionalista: Ettakatol, dirigido por Mustafá Ben Jaafar, perteneciente a la Internacional Socialista, y el Congreso para la República (CpR), fundado en el exilio parisino por el médico Moncef Marzouki, muy dolido con el trato amable que Europa otorgaba a la dictadura de Ben Ali derrocada en enero.
A medida que se divulgan los datos del recuento se confirma el triunfo electoral de En Nahda con algo más del 40% de los sufragios, aunque en alguna circunscripción, como la bereber de Tataouine, llamada la puerta del desierto, la victoria es aún más aplastante. Sus votos cuadriplican los de todos sus rivales juntos. En el conjunto del país CpR y Ettakatol se sitúan en segundo y tercer lugar.
“La emergencia de estos tres partidos como los tres más votados ilustra el empeño de los tunecinos en romper tajantemente con el pasado”, aseguran las profesoras tunecinas Khadija Mohsen-Finan, de la Universidad de París VIII, y Malika Zeghal, de la Universidad de Harvard.La victoria de En Nahda en escaños —la Asamblea Constituyente elegida el domingo cuenta con 217— es algo menor porque la ley electoral perjudica a las grandes formaciones y les impide alcanzar la mayoría absoluta. Acaso por esa razón y porque intentan no asustar a nadie, los responsables de En Nahda repiten hasta la saciedad desde el lunes que son moderados, que respetarán el acervo casi laico de la República y que desean formar una amplia coalición.
“Estamos preparados para formar una alianza con el CpR y Ettakatol, ya que sus opiniones no están alejadas de las nuestras”, declaró Ali Larayed, responsable de En Nahda, pese a que se trata de dos partidos laicos. “Está bien que se asocien esos tres para gobernar y redactar la Constitución”, asegura el profesor francés Pierre Vermeren, autor de dos libros sobre Túnez. “Así construirán un edificio más sólido”.
De la Asamblea deberá emanar un Gobierno y el jefe del Estado. Ayer surgió el primer candidato a la presidencia, el socialista Mustafá Ben Jaafar, de 71 años, líder del partido Ettakatol, que lo anunció al diario belga Le Soir. Médico, casado con una francesa, ya intentó en 2009 presentarse contra Ben Ali, pero el Consejo Constitucional rechazó su candidatura. Para ganar ahora necesita el apoyo de los islamistas, que probablemente no presentarán candidato. Su líder, Rachid Ghanouchi, ni siquiera ha concurrido a las elecciones del domingo.
La primera piedra del edificio democrático, las elecciones del domingo, es ya de por sí sólida. La misión de observadores de la UE, la más numerosa de las extranjeras, señaló ayer que se habían desarrollado con “transparencia” y que las regularidades detectadas en el 3% de los colegios visitados eran “menores”. Omitieron precisar que la mayoría de ellas fueron protagonizadas por En Nahda. La Fundación Carter, que desplegó a 70 observadores, también alabó la “transparencia”, así como el “entusiasmo” ciudadano.Pese a todo unos 400 tunecinos, en su mayoría jóvenes, se concentraron ayer ante el centro de prensa para denunciar supuestas manipulaciones de En Nahda. Exigían además que se investigue su financiación, que procede, en parte, de mecenas privados y públicos del golfo Pérsico.
La pureza democrática no está reñida, sin embargo, con un enorme retraso a la hora de dar a conocer los resultados. Al cierre de esta edición, 48 horas después de la clausura de los colegios, el organismo independiente encargado de organizar las elecciones (ISIE) solo había facilitado resultados completos de 12 de las 27 circunscripciones —en todas ellas ganaba En Nahda— y ni siquiera había proporcionado el dato global de la participación. En los colegios donde votaron los ciudadanos inscritos como votantes superaba el 90%, pero se ignoraba cuántos lo hicieron en los centros especiales para no inscritos.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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