Moscú.- El primer ministro de
Rusia,
Vladímir Putin, se ha mostrado optimista ante los diputados rusos frente a las buenas perspectivas que se abren en el
mercado energético para su país.
Según el jefe del Gobierno ruso, después del
desastre nuclear de
Fukushima (Japón) los países europeos necesitarán más recursos energéticos procedentes de Rusia, el principal proveedor mundial de recursos naturales, especialmente petróleo y gas natural.
Sin embargo, Putin ha dicho que "no hay que relajarse". Al contrario, "la actual situación de los mercados de minerales e hidrocarburos sólo subraya la necesidad de moverse rápidamente hacia un nuevo modelo de desarrollo económico".
"Teniendo en cuenta lo que está ocurriendo en Europa después de la catástrofe de
Fukushima, la necesidad de
materias primas se incrementará. Alemania ha decidido cerrar de forma gradual sus plantas nucleares. Y la misma tendencia se produce en otros paíse de Europa. Por tanto, la demanda de fuentes de energía aumentará", ha pronosticado Putin.
Durante su discurso anual ante el Parlamento (
Duma), abrumadoramente dominado por los diputados de su partido
Rusia Unida, Putin ha recordado que los recursos que ahora sujetan la economía de Rusia no son infinitos. "Antes de la crisis tuvimos la oportunidad de incrementar las exportaciones de recursos naturales y de obtener préstamos asequibles de fuera de Rusia.
Estas fuentes jugaron un papel destacado en nuestro crecimiento económico. Pero hoy las fuentes están significativamente limitadas. No quiero decir que hayan desaparecido, pero tenemos que concentrarnos en el mercado doméstico, en el desarrollo dinámico de los sectores ajenos al petróleo y al gas", ha dicho Putin.
La diversificación se convirtió en elemento esencial de las discusiones sobre la economía rusa con la llegada de la
crisis mundial y el brusco descenso del precio del petróleo, que llegó a rozar los 160 dólares el barril.
Cuando el precio bajó de repente y los clientes rusos redujeron su demanda, en los despachos de la administración rusa se comenzó a experimentar en carne propia que no es bueno basarlo todo en el oro negro.
Putin ha vuelto a insistir en esta teoría, y ha pedido que se modernicen las industrias nacionales (ancladas en un pasado postsoviético y faltas de, como han hecho otros países, una reconversión) y se desarrollen nuevas tecnologías para reducir la dependencia de los hidrocarburos.
A pesar de estas advertencias, el primer ministro ruso ha insistido sin embargo en la buena situación económica de Rusia. “En 2010 el PIB ruso creció un 4 %, la cifra más alta entre los países del G-8”, apuntó Putin. Las previsiones del Gobierno para este año apuntan a un crecimiento del 4,2 %. En 2009 el PIB ruso cayó un 7,9 % debido a la crisis.
Estas cifras colocan a
Rusia bien colocada ante cualquier coletazo de la actual crisis electoral. Antes de la crisis durante la época de Putin, que fue presidente entre el 2000 y el 2008, y desde entonces primer ministro, el país creció a un ritmo superior al 7 y al 8 %. “Hacia comienzos del año 2012, la economía rusa habrá compensado completamente las pérdidas de la crisis”, aseguró el político.
Aunque el discurso estaba pensado para dar cuenta al Parlamento de la acción de Gobierno en el último año, Putin ha aprovechado su tribuna para cantar los éxitos durante los años de
crisis (como el aumento de las pensiones y la reducción del paro de 7 a 5 millones de personas) y a los planes que tiene hasta el año 2020.
Putin señaló que las medidas para apoyar el sistema financiero ruso han permitido ganar al Estado 200.000 millones de rublos (5.000 millones de euros).
Además, defendió la política de acumular reservas en los años anteriores a la crisis. Esas reservas, por ejemplo, permitieron al Gobierno de Putin devaluar el rublo de forma controlada en los peores momentos de la crisis.
"Tras esta dura crisis nuestra deuda total es algo superior al 10 % del PIB. Es un nivel seguro, uno de los más bajos del mundo", ha dicho Putin. Para el año 2020, Putin quiere que Rusia sea una de las cinco primeras economías del mundo. Actualmente, ocupa el sexto lugar.
Y es que si la crisis ha enseñado una cosa a Rusia, señaló, es que "hay que ser independientes y fuertes" para resistir la presión exterior.
Uno de los principales problemas de la economía rusa es la inflación. Putin espera que a final de año se sitúe entre un 6,5 y un 7,5 %. Si se consigue, podría considerarse un éxito.
Sus intentos de rebajar la cifra, que en años superó las dos cifras, se vieron sorprendidos por la crisis. Ahora, Putin quiere volver a cogerla por los cuernos.
La buena marcha de la economía debe llevar estabilidad, y eso inversiones, uno de los principales objetivos del Gobierno y del presidente ruso,
Dimitri Medvédev.
Por eso Putin rechazó durante su discurso de dos horas "movimientos peligrosos y experimentos mal concebidos", refiriéndose tal vez a la oposición liberal".
Un país fuerte en economía también debe ser fuerte en lo militar. Eso permitirá, señaló Putin, alejar amenazas externas. En este sentido, ha presentado a los parlamentarios un ambicioso programa para modernizar el armamento del Ejército ruso.
Y prometió gastar algo más de 500.000 millones de euros en esta partida hasta el año 2020. Buena parte de este dinero se dedicará a la modernización de la Flota rusa y a la producción de misiles, que a partir de 2013 doblará la producción actual.
Lissette Garcia
RosasSinEspinas
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